

Science Based Targets (SBTi): el estándar que redefine la acción climática empresarial en Latinoamérica
Durante la última década, la conversación global sobre cambio climático ha pasado de la intención a la acción medible. Hoy, más de 3.000 empresas en el mundo se han sumado al Science Based Targets initiative (SBTi), un marco que traduce la ciencia climática en compromisos empresariales alineados con el Acuerdo de París.
En América Latina, este enfoque comienza a consolidarse como la referencia principal para las estrategias de descarbonización. Empresas de distintos sectores desde la energía y la agroindustria hasta la banca están integrando metodologías científicas para establecer metas verificables, en un contexto donde sostenibilidad y competitividad van de la mano.
De la ambición a la acción: el auge global de las metas basadas en la ciencia
El Science Based Targets initiative (SBTi) fue creado en 2015 por CDP, el Pacto Mundial de las Naciones Unidas, el World Resources Institute (WRI) y WWF. Su objetivo es convertir la evidencia científica en una guía operativa para que las organizaciones empresariales reduzcan sus emisiones en línea con la meta de limitar el calentamiento global a 1,5 °C.
A diferencia de los compromisos voluntarios, los objetivos validados por el SBTi implican criterios técnicos, auditoría externa y coherencia metodológica. Cada meta debe poder medirse, compararse y ser consistente con los escenarios del IPCC.
Este estándar ha ganado tracción entre multinacionales de todos los sectores y, progresivamente, entre empresas latinoamericanas. La razón es clara: los Science Based Targets otorgan credibilidad y acceso a mercados, transformando la sostenibilidad en una estrategia de negocio respaldada por la ciencia.
¿Cómo funcionan los estándares del SBTi?
El SBTi clasifica los objetivos en tres categorías: near-term, long-term y net-zero.
Las metas near-term se desarrollan a cinco o diez años y priorizan reducciones inmediatas en la operación y el consumo energético.
Las long-term targets amplían la mirada hacia 2040–2050, asegurando que la organización mantenga su trayectoria hacia la neutralidad climática.
Finalmente, las metas net-zero combinan ambas etapas para lograr la neutralidad total de emisiones.
De acuerdo con especialistas en sostenibilidad, esta estructura es lo que distingue a el SBTi: cada compromiso es cuantificable y verificable. Su aplicación ayuda a que las empresas alineen sus estrategias con los presupuestos de carbono definidos por la comunidad científica, fortaleciendo la transparencia y la confianza de los inversionistas.
Del cálculo a la validación: el proceso detrás de un objetivo basado en la ciencia
La adopción de los estándares de el SBTi comienza con la medición de la huella de carbono. Las organizaciones deben cuantificar las emisiones de los alcances 1, 2 y 3, abarcando desde la energía que consumen hasta los impactos de su cadena de suministro.
Con base en esos datos, se definen metas ajustadas a la trayectoria de 1,5 °C y se presenta la propuesta a el SBTi para su validación formal. Una vez aprobada, la empresa adquiere el compromiso de reportar sus progresos y revisar periódicamente sus metas en función de la evolución científica.
Este enfoque no solo permite reducir emisiones, sino que fortalece la gobernanza interna y la transparencia ante grupos de interés. Las compañías que aplican el SBTi tienden a integrar la gestión climática en su estrategia central, usando los resultados como herramienta de planificación y comunicación.
El impulso latinoamericano hacia la descarbonización
En América Latina, los Science Based Targets están ganando terreno como parte de un proceso más amplio de transformación económica. Países como Chile, Colombia, Brasil y México encabezan la adopción de estos estándares, cada uno con un contexto propio.
En Chile, el compromiso con la carbono neutralidad para 2050 ha incentivado a empresas de energía, minería y alimentación a establecer metas validadas. La claridad de las políticas públicas y la presión de los mercados europeos —principales destinos de exportación— han sido factores decisivos.
Colombia ha avanzado de la mano de sus programas de financiamiento verde y de una política nacional de cambio climático que fomenta la medición de emisiones en el sector privado.
En Brasil, las grandes empresas agroexportadoras y financieras utilizan los objetivos de el SBTi para demostrar trazabilidad y credibilidad ambiental ante los mercados globales.
Mientras tanto, México destaca por su dinamismo industrial: compañías del sector automotriz y manufacturero han integrado metas científicas para mantener su posición en cadenas globales de suministro.
En conjunto, estas experiencias evidencian un cambio regional: la sostenibilidad deja de ser una iniciativa voluntaria para convertirse en una métrica de desempeño corporativo.
Sectores que lideran el cambio
Tres sectores concentran la mayor actividad en la región: energía, agroindustria y banca.
El sector energético lidera por necesidad y oportunidad. La expansión de las energías renovables y la electrificación de procesos industriales han convertido a el SBTi en un referente operativo.
La agroindustria, por su parte, enfrenta el desafío de reducir emisiones a lo largo de cadenas de valor complejas. Las metas basadas en la ciencia han permitido definir indicadores precisos desde la producción hasta la logística, generando valor agregado en mercados exigentes.
La banca actúa como motor de la transición. Al incorporar criterios de descarbonización en su financiamiento, canaliza capital hacia empresas comprometidas con el SBTi y consolida el crecimiento del mercado de bonos verdes en la región.
Expertos en sostenibilidad destacan que esta convergencia demuestra la madurez del modelo: las metas científicas ya no son una opción, sino un requisito para competir internacionalmente.
Tecnología y datos: la nueva infraestructura del compromiso climático
El avance tecnológico se ha convertido en un aliado indispensable para cumplir con los objetivos basados en la ciencia. Las empresas requieren herramientas que les permitan medir, analizar y reportar emisiones con precisión.
En este contexto, plataformas como SamiMetrics han ganado protagonismo. Esta solución tecnológica integra la medición de huella de carbono con la definición y seguimiento de metas SBTi, simplificando la gestión climática corporativa. SAMI ha contribuido a que empresas de distintos sectores en América Latina adopten metodologías comparables con los estándares internacionales, permitiendo tomar decisiones basadas en datos y anticipar riesgos regulatorios.
La digitalización del monitoreo climático marca un antes y un después: la acción ambiental ya no depende de estimaciones, sino de evidencia verificable.
¿Por qué las empresas se suman al SBTi?
El atractivo de el SBTi para las empresas latinoamericanas no se limita al cumplimiento normativo. Los beneficios estratégicos incluyen mayor acceso a capital sostenible, diferenciación frente a inversionistas, reducción de riesgos regulatorios y fortalecimiento de la reputación corporativa.
Asimismo, la incorporación de objetivos científicos impulsa la eficiencia energética, la innovación tecnológica y la colaboración con proveedores. En varios países, las metas SBTi también se han convertido en un criterio de selección para fondos de inversión y licitaciones públicas, lo que refuerza su impacto económico.
En Chile, la adopción de metas basadas en la ciencia ha sido impulsada por la estrategia nacional de carbono neutralidad y por la creciente demanda de los mercados europeos, principales destinos de sus exportaciones agroalimentarias y energéticas. Según Claudio Huepe Minoletti, exministro de Energía y especialista en sostenibilidad corporativa, "el SBTi ofrece a las empresas chilenas una ventaja competitiva al alinearse con regulaciones internacionales que pronto serán obligatorias". Además, los incentivos fiscales a proyectos de eficiencia energética y electromovilidad fortalecen el compromiso del sector privado.
Las empresas que adoptan este estándar suelen mostrar una gestión más resiliente, capacidad de adaptación y mejor posicionamiento en mercados que exigen transparencia climática.
Conclusión: América Latina ante la oportunidad de liderar con ciencia
El marco de el SBTi se ha consolidado como una herramienta esencial para traducir la ciencia en acción empresarial. Con un ecosistema que combina tecnología, financiamiento verde y políticas públicas, América Latina tiene el potencial de convertirse en un referente global de la transición climática.
Plataformas como SamiMetrics y el respaldo de especialistas regionales muestran que la colaboración entre sectores es clave para avanzar hacia el net zero. El desafío será escalar estas prácticas a medianas y pequeñas empresas, promoviendo capacidades técnicas y acceso a recursos.
Si la región logra consolidar este proceso, el liderazgo climático latinoamericano dejará de ser una aspiración para convertirse en una realidad medible, validada y reconocida por la ciencia.